jueves, 3 de octubre de 2013

BENZEMA: EL SÍNDROME DE KLUIVERT Y LA ALINEACIÓN IMPUESTA.

Lo que ocurre con Karim Benzema en el Real Madrid trae recuerdos de una situación parecida que ocurría en el F.C. Barcelona de Van Gaal. Benzema tiene el síndrome de Kluivert. Gran parte de la crítica en Barcelona no entendía el juego de un gran delantero que no era un gran delantero centro ni mucho menos un goleador, que jugaba mejor de espaldas que de cara a la portería, muchísimo mejor cuando se descolgaba al centro del campo a inventar que cuando debía finalizar en el área. Nunca superó la barrera de los 18 goles en la Liga, una producción escasa para el delantero titular del F.C. Barcelona. Como en el actual Real Madrid en ese Barça un jugador que arrancaba por la izquierda era el goleador: Rivaldo. Y solo tras la marcha de este y la de Van Gaal y el nuevo rol que le otorgó Rexach como mediapunta o segundo delantero se vio a un Kluivert cómodo en el campo. Ese es el puesto en el que nunca podrá jugar Benzema en el Real Madrid, por mucho que sea el mejor para sus características. 

Y lo extraño es que parte de la afición madridista siga esperando en el francés, después de cuatro temporadas, al goleador que nunca será en lugar de apoyar al buen jugador que es, con sus virtudes, que tiene bastantes, y con sus defectos, el más reseñable su frialdad dentro del campo. Es inútil esperar un cambio milagroso en la personalidad del francés y que se convierta en la reencarnación de Juanito en cuanto a carácter o de Hugo Sánchez en cuanto a capacidad goleadora, por mucho propósito de enmienda que haga pitada tras pitada del Santiago Bernabéu.
La cuestión se ha agravado este año con la marcha de Higuaín, que le ha dejado a la intemperie porque le ha puesto en el punto de mira como máxima referencia goleadora cuando no está capacitado para ello. A eso se ha sumado la revelación al gran público de Morata en el Europeo sub´21 que da esperanza (fundada, en mi opinión) a una afición necesitada de banderines de enganche con su cantera y que está más dispuesta a permitir los fallos de uno de los suyos que de un hombre del Presidente.
Porque Benzemá tiene asegurado el puesto en el once del Real Madrid por expreso deseo de Florentino Pérez. Una y otra vez Pérez asegura que nunca le dirá a un entrenador que jugadores tiene que sacar al campo. Seguramente no lo haya hecho nunca y no lo haga con Ancelotti porque no tiene necesidad, simplemente le impone la alineación eliminando las alternativas. Lo hizo prescindiendo de cualquier atisbo de competencia (clase media) en la anterior etapa galáctica y lo ha vuelto a hacer esta temporada. Eliminados Higuaín (fichado por Calderón, ya solo quedan Cristiano, Marcelo y Pepe de esa etapa) y Ozil (Mou fue el autor intelectual de su fichaje) es difícil que en el ataque de la alineación blanca no coincidan los nuevos galácticos del Presidente: el incuestionable Ronaldo, el bendecido por todos los estamentos del club Isco, Bale para promover una nueva y mediática esperanza que se va perdiendo a chorros y Benzemá como único delantero de prestigio internacional, todo ello con Di María en el papel de nuevo Solari y robaplanos oficial. 
No atender a las características de los jugadores a la hora de ubicarlos en el campo siempre encontró la correspondiente penalización en su rendimiento. Imponer la alineación del Real Madrid (o de cualquier otro equipo) desde la presidencia no funcionó bien en el pasado. La historia se repite, veremos si esta vez acaba bien.

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