domingo, 27 de octubre de 2013

UN CLÁSICO RARO

Cuando en un F.C. Barcelona-Real Madrid algo te recuerda a Cruyff parece que todo va bien, salvo cuando lo que lo hace es la alineación del Real Madrid. En un ataque de entrenador inesperado Carlo Ancelotti montó una alineación muy sorprendente del estilo de las que presentaba el holandés cuando todavía estaba buscando la piedra filosofal. Ramos de mediocentro defensivo para cortocircuitar a Messi o Cesc cuando se descolgaran al centro del campo sin que realmente lo consiguiera, Bale de delantero centro metido con calzador porque en estos momentos no se puede prescindir de Di María por ser el delantero más inspirado de los blancos y repitiendo la posición de Khedira como interior derecho. No podía salir bien y no lo hizo.
El Real Madrid pasó la primera parte defendiéndose como un conjunto de media tabla que acudiera al Nou Camp y las broncas de Carletto a Modric para que tocase la pelota (¿Juntándose con quién? Illarra estaba en el banco) eran la rabieta de una entrenador que sabía que se había equivocado. Nunca echó tanto de menos al quarterback Xabi Alonso como ayer, establecido un "rocoso" sistema defensivo no tenía a nadie que alimentara a los delanteros sin necesidad de elaborar el juego.
Una vez que rectificó el Real Madrid se pareció al Real Madrid de toda al vida y metió el miedo en el cuerpo culé. Había entregado medio partido, aún así y pudo ganarlo, también.
Y eso que el Barça en su línea de esta temporada no estaba especialmente fértil en ataque con solo una ocasión de Neymar, el primer gol, y otra de Messi en su peor versión vista nunca contra el Real Madrid. Martino optó por el formato más conservador. Incapaz de decidir todavía quién debe guiar al equipo en el centro del campo alineó a Xavi, Iniesta, parece que en línea ascendente, y Cesc, prescindió de un tercer delantero y confió una vez más como central en Mascherano, que certificó que defiende de central como de mediocentro con las consiguientes consecuencias. Debería intentar evolucionar esa contundencia en sutileza, la necesita y ya debería haber aprendido. Tanto fue el temor al final que por segunda vez esta temporada apareció Song junto a Busquets para componer un doble pivote... Y eso que Martino no quería cambiar nada.
Tan raro fue el partido que Alexis marcó un golazo, dos temporadas y cuarto después, y Jesé adelantó a Morata en la carrera de los canteranos y aprovechó una intervención poco afortunada de Valdés, que por otra parte estuvo entre los mejores de su equipo una vez más.
El Real Madrid ha interiorizado una inferioridad respecto al Barça que ahora no parece tan clara. Partido tras partido intenta dar con una fórmula mágica en lugar de dar con un estilo y llevarlo hasta las últimas consecuencias. El Barça con más o menos fortuna lo hace y no le va tan mal, también con dudas e incluso con un juego mediocre.
En definitiva ayer asistimos a un partido insulso, sin calidad ni emoción, lejos de la droga dura que proporcionaban estos enfrentamientos en años pasados. Solo persisten las dudas.

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