domingo, 9 de marzo de 2014

F.C. BARCELONA: THE WALKING DEAD

Lo palos caen en el Nou Camp en todos los estamentos. Y con razón, porque nadie se libra de culpa.
La zona noble está zarandeada por el caso Neymar y pena con la falta de legitimidad a la que lleva obviar su interinidad porque está dirigida por un presidente al que, por mucho que se empeñe en escudarse en que se elige a una junta directiva, no le ha votado nadie.
La secretaría técnica no existe para tomar decisiones drásticas, sigue el guión en las renovaciones, facilita al máximo las salidas de los jugadores que le señalan el puesto que ocupa el fichaje de turno  y no participa en la negociación de dichos fichajes.
El entrenador, uno de los millones que hay en el mundo en los que nadie hubiera pensado que pudieran ocupara el banquillo azulgrana, es el vivo ejemplo del Principio de Peter. Incapaz de generar en el equipo un cambio de actitud distinta de la que llevó a la debacle al final de la temporada pasada, incapaz de cambiar el rumbo de los partidos que se tuercen, incapaz de que, ya que están torcidos, un  equipo que fue grandioso hace no tanto caiga con un mínimo de esa grandeza.
Los jugadores, ni con la autogestión de la época en la que Roura se comió el gran marrón de la baja de Tito, ni con el propio Tito en su corta vuelta ni con un entrenador con el que dijeron que "volvían a trabajar tácticamente" han estado a la altura de su reputación. No es una cuestión puntual de un par de partidos fuera que se pierden, es una sintomatología que se viene repitiendo desde hace demasiado tiempo: se han olvidado de competir. Más allá de pírricas victorias como la obtenida en el Nou Camp ante el Real Madrid por el cagazo de Ancelotti o la lograda ante el Manchester City en una actuación muy profesional y llena de la actitud que falta tantas veces, por mucho que Martino lo niegue. El Rayo, el Almería... actúan como placebo, equipos inocentes o demasiado osados para su calidad que son presa fácil. Puede que el próximo visitante en Liga tenga el mismo efecto. 
Pero, al final, la realidad se impondrá. El equipo que luchaba por todo no puede luchar por la Liga por su irregularidad y su falta de compromiso, en el resto de competiciones, ante rivales de máximo nivel quedarán a la vista las mismas limitaciones que llevaron a sufrir contra el Milán, el PSG o el Bayern el año pasado. 
Un año después seguimos igual. ¿Para cuando una autocrítica verdadera por parte del club? ¿Para cuándo un Barça Reloaded de verdad? Por ahora, todos, solo parecen The Walking Dead.
El que quiera se puede seguir engañando.

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